Procés - Teràpia, Saviesa Interna

Empezar el proceso.

No hay ningún Árbol que el viento no haya sacudido

Si, es cierto que, a lo largo de nuestra vida, corta o larga, nos hemos encontrado en momentos emocionalmente complicados, momentos en que nuestro corazón ha sufrido. Es por eso que hay personas que quieren empezar un proceso de crecimiento personal. A veces porque sencillamente saben que tienen cosas a resolver, a veces porque ha escuchado que a todo el mundo le iría be hacer terapia o proceso personal en algún momento de su vida.

A diferencia de nuestro cuerpo que enseguida en que notamos dolor, mal… corremos a curarnos, cuando hablamos del corazón o del alma, esta pauta no sirve. “Día que pasa, día que descansa”. Y vamos haciendo hasta que un día notamos que algo dentro, nuestro, se ha roto y corremos y corremos a encontrar a alguien que nos dé la “pastillita” que nos eclipse nuestro dolor. Si, he dicho eclipse, pues la “pastillita”, necesaria algunas veces, no resuelve la causa de nuestro mal, sencillamente, lo eclipsa. A veces esta pastillita toma la forma de fármaco, a veces toma la forma de persona, una profesional que acompañe al restablecimiento y cura de aquello que se siente que se ha partido.

Todas las personas somos libres de tomar la decisión de cómo y de qué manera queremos vivir y todas las respuestas son válidas.

Con este artículo quiero hacer hincapié en cuál creo que es el mejor momento para pedir acompañamiento y con qué actitud es bueno ir.

El mejor momento es aquel en que damos el paso, indudablemente.

En el camino hacia el crecimiento personal y el bienestar emocional, ciertos atributos como la presencia, la conciencia, la acogida, la confianza, el reconocimiento, la amabilidad y el agradecimiento son fundamentales. A pesar de que no todo el mundo desarrolla estas actitudes de manera natural, es importante saber que son habilidades que se pueden cultivar y mejorar con el tiempo. El proceso terapéutico es una oportunidad valiosa para trabajar estas actitudes e integrarlas en nuestra vida diaria.


Presencia y Conciencia
La presencia y la conciencia son necesarias para estar realmente aquí y ahora, darnos cuenta de lo que pasa dentro y fuera nuestro. Quizás encontramos que en el principio es difícil estar plenamente presente a causa de las distracciones o preocupaciones constantes. No nos tenemos que preocupar; este es un proceso gradual. Mediante técnicas como la meditación o la atención plena, aprendemos a reconectar con el momento presente y a tomar conciencia de nuestras emociones y pensamientos de manera amable y sin juicio.

Acogida y Confianza
Acoger nuestras emociones, tanto las positivas como las negativas, es un paso esencial hacia el cambio. En lugar de evitar o esconder nuestros sentimientos, es útil aceptarlos y explorarlos. La confianza en el proceso terapéutico y en nosotras mismas se construye lentamente. A medida que avanzamos, descubriremos que nuestra confianza crece a través del trabajo constante y la reflexión. Nuestro terapeuta está aquí para acompañarnos y apoyarnos en cada paso del camino.

Reconocimiento y Amabilidad
Reconocer nuestros logros, así como los desafíos que afrontamos, nos ayudará a valorar nuestro propio proceso. Celebrar los pequeños adelantos es tan importante como reconocer las dificultades. Practicar la amabilidad con nosotras mismas, especialmente cuando nos sentimos frustradas o desanimadas, es una forma poderosa de fomentar el bienestar emocional. Recuerda que ser amable con nosotras mismas es esencial para un crecimiento saludable.

Gratitud
El agradecimiento es una actitud que puede transformar nuestra perspectiva. Agradecer los pequeños momentos, los adelantos y el apoyo que recibimos puede enriquecer nuestro proceso de curación. La gratitud ayuda a enfocarnos en lo positivo y a reconocer el valor en lo que ya tenemos, cosa que puede aumentar nuestra resiliencia y motivación.

No hay que ser perfecta en estas actitudes desde el primer momento. Lo que es importante es el compromiso continuo para desarrollarlas e integrarlas en nuestra vida. El proceso terapéutico es un viaje, no un destino, y cada paso que hacemos nos llevará más cerca de ser la mejor versión de nosotras mismas. Estemos abiertas al aprendizaje y a la creación de un espacio interior más rico y compasivo. Estamos en un camino de crecimiento, y cada paso que damos es una victoria en sí misma.
Confía en el proceso, en tu capacidad para crecer y en el apoyo que tienes a tu alrededor. Conjuntamente, podemos explorar estas actitudes y ver cómo pueden enriquecer tu vida y tu bienestar emocional.

Y ya sabes: “Quien no sabe, puede saber desde el aprendizaje”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *